Mario Clement, adiós a un maestro incansable
Fue uno de los grandes rugbier que tuvo el Jockey y un excelente formador de jugadores. Falleció el lunes pasado y todos los integrantes de la familia albirroja y del rugby salteño lo recuerdan como un caballero de las cancha.
El rugby tuvo maestros inolvidables, caballeros que dejaron todo en la cancha y no se guardaron nada al momento de aconsejar o trabajar para el desarrollo de la disciplina. Mario Clement fue una de esas figuras que tenía todas las cualidades que un hombre de rugby debe reunir para que su legado quede en la historia. Falleció el lunes pasado y el Jockey y el rugby salteño están de luto.
Seguro que existen otros que también aportaron y mucho, pero lo de Clement para el Jockey fue diferente por cuanto fue quien desde la más absoluta orfandad supo sembrar en pequeños rugbiers la semilla adecuada para cimentar lo que es hoy un enorme club.
En 1969, mientras era jugador de la primera división, se encargó de entrenar las primeras quinta y cuarta división, equipos de chicos y jóvenes que a la postre significaron mucho para el club, no solo por la cantidad de jugadores, inédito en aquella época que una quinta división tuviera dos equipos, sino también porque muchos de esos jugadores continuaron en el club y siguieron sus pasos como entrenadores, árbitros y dirigentes, todo lo que el rugby por entonces necesitaba.
Fue Clement quien incentivó y metió el corazón en este deporte, fue quien inculcó los valores que reinan en el rugby, y ha sido en definitiva quien transmitió con su ejemplo.
En ese mismo 1969 viajaba en su Rastrojero desde Perico (Jujuy) hasta nuestra ciudad, para entrenar en el A5, dos veces a la semana, a pequeños jugadores de 12 a 16 años. Por entonces no existían otros entrenadores, salvo alguna que otra excepción. Concluidos los entrenamientos retornaba a su trabajo en la vecina provincia.
Hoy, ese esfuerzo puede pasar inadvertido, pero en aquellos años, donde había carencias de muchos tipos, era inédito en un deporte que se desconocía en la población.
Con gestos como este, Mario se desempeñó siempre y así llegó a ser entrenador de todas las divisiones de su club, incluso de la primera. Fue un jugador noble, respetuoso de los árbitros y fundamentalmente un caballero. Propios y extraños comparten esta opinión, constituyéndose en un ejemplo para todo el deporte salteño.
Quienes jugaron con él recuerdan su doble característica, bastante inusual en una misma persona; jugador sacrificado, tackleador y a la vez dotado de una depurada técnica.
Los reconocimientos siempre parecen exagerados, mucho más al momento de su muerte. En 1963 fue convocado al Seleccionado del Interior siendo el primer jugador salteño en recibir tal honor y que hoy se compara con llegar a vestir la celeste y blanca de Los Pumas.
Clement se destacó siempre por su humildad, generosidad y honestidad, estuvo siempre junto a su esposa, la recordada Baby, y sus hijos, siempre en su club y dispuesto a dar la mano necesaria.
Por todas estas cualidades es que el 15 de diciembre de 2001, Fernando “Rata” Cornejo, uno de los mejores jugadores de la historia del Jockey Club, amigo íntimo entrenado por Clement, sugirió que la cancha principal del Jockey debía llevar su nombre. Nadie lo dudó un instante, ya que todos los integrantes de la familia del Jockey Club se encuentran reflejados en Mario y todos, en algún momento, quisieron llegar a ser como él.
Fuente: Diario El Tribuno.
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