La tentación del dinero europeo
La Unión Argentina de Rugby halla cada vez más dificultades para retener a los jugadores en el sistema ante jugosas ofertas de los clubes de Francia e Inglaterra.
En el coqueto lobby de un hotel a la vera de Hyde Park, Daniel Hourcade le ordenó al capitán, Agustín Creevy, que echara a todos los representantes e intermediarios que se habían congregado para tentar a los rugbiers argentinos. Allí los Pumas habían armado la concentración para el partido de octubre pasado en Londres ante Australia, por la última fecha del Championship. El entrenador no quería distracciones. Pero la lluvia de dólares que caen desde Inglaterra y Francia es cada vez más difícil de contener.
La tentación que genera la opulencia de los clubes europeos para los argentinos empieza a socavar el principal pilar sobre el que la Unión Argentina de Rugby (UAR) construye su estructura profesional a partir del ingreso al Súper Rugby y con el Mundial Japón 2019 como meta: para ponerse la camiseta de los Pumas hay que estar dentro del sistema.
La alerta que se encendió apenas seis meses después del inicio del plan sonó con más fuerza que nunca hace nueve días, cuando Facundo Isa no fue incluido en el equipo de Jaguares que sostuvo un amistoso con Uruguay, luego de que el diario L'Equipe revelara que el santiagueño tenía todo acordado para sumarse a Toulouse en junio con un jugoso contrato por dos años.
"Si se va a Europa no puede jugar en los Pumas , y si no juega en los Pumas no va a ser tenido en cuenta en Jaguares", explicó José Cheto Santamarina, manager del seleccionado y nexo entre los jugadores y la dirigencia. "Facu me dijo que tenía un acuerdo de palabra y se iba porque confiaba en que en algún momento la UAR revertiría la restricción y él podría jugar en los Pumas, pero le expliqué que me parecía un error porque no creo que eso cambie hasta 2019". El miércoles L'Equipe agregó que Toulon se sumaba a la puja por el octavo, que se excusó de hablar hasta que resuelva su futuro y se recluyó en Santiago del Estero.
La salida de Isa, el mejor argentino de 2016 y considerado por más de un entrenador extranjero como el mejor Nº 8 del mundo, sería el punto saliente de una sangría que empezó en junio. El primero en irse fue el centro Joaquín Paz, que en pleno Súper Rugby emigró a Calvisano, de Italia. El último fue el hooker Facundo Bosch, del que a poco de ser citado para 2017 se conoció su partida a Agen para junio y fue desafectado. A diferencia de Isa, cuyo vínculo con la UAR vencerá a fin de año, Bosch no tenía contrato.
En medio, el segunda línea Guido Petti Pagadizábal había sido tentado por Toulon (fue relegado al banco tras la noticia), pero rechazó la oferta y fue el primero en extender su nexo, hasta 2019. Otros jugadores que estaban en el sistema y emigraron en los últimos dos años son Patricio Fernández (Clermont, de Francia), Axel Müller (Toulon), Javier Rojas (Albi, de Francia), Bruno Postiglioni (Zebre, de Italia), Lucas Martínez (Albi), Gerónimo Albertario (Dax, de Francia), Tomás Ramírez (Northland, de Nueva Zelanda) y Juan León Novillo (Calvisano).
La restricción a los rugbiers que actúan en el exterior no es caprichosa: se pretende fortalecer la franquicia y potenciar al seleccionado al tener a disposición a los jugadores todo el año, practicando el mismo estilo de rugby y con un calendario uniforme. La incógnita está desde el comienzo en la capacidad de sostener esta medida cuando en el resto del mundo apenas Nueva Zelanda e Inglaterra lo hacen, y con dificultades. Ni siquiera países que tienen una base profesional amplia, como Sudáfrica e Irlanda, son tan estrictos. La UAR hizo un gran trabajo inicial al congregar a buena parte del plantel que había sido cuarto en Inglaterra 2015. Las adversidades suscitaron algunas excepciones a la regla, pero abrirles la puerta a los "europeos" sería ir demasiado lejos: primero, sería un viraje tan brusco que obligaría a replantear todo el sistema desde cero; segundo, impicaría traicionar a aquéllos que sí apostaron por quedarse.
"La gerencia general está negociando la renovación de los contratos de jugadores que el staff quiere asegurarse hasta el Mundial", informó Fernando Rizzi, secretario de la UAR. "A algunos se les extiende el plazo, a otros se les cambia las condiciones. Estamos en un proceso de ajuste que culminará en estos días", detalló. El lunes se supo de las extensiones hasta Japón 2019 de los nexos de Pablo Matera, Matías Alemanno, Emiliano Boffelli, Santiago García Botta y Marcos Kremer.
Lo cierto es que de los fuera de serie no sólo Isa es tentado. También Tomás Lavanini y Matera, por caso. Hasta Hourcade rechazó un cuantioso ofrecimiento para dirigir a Italia. La restricción tuvo un efecto colateral adverso: ahora los argentinos son más apetecibles para los clubes europeos, ya que, sin los Pumas en medio, pueden contar con ellos durante toda la temporada; antes los recibían en octubre tras un exigente Rugby Championship.
"Muchos han planteado que tenían muy buenas ofertas y hemos tratado de sostenerlos, a algunos convenciéndolos con lo que viene, y a otros subiéndoles el contrato porque se consagraron", explicó Santamarina. Y agregó: "Entre el sueldo y los premios por jugar en los Pumas no ganan mal. Además, cada uno tiene libertad para manejar sus derechos de imagen y está el intangible de jugar en los Pumas".
Acotada la UAR en su presupuesto, el orgullo de vestir la celeste y blanca es el mayor incentivo para quedarse. Ni los jugadores más representativos, entre sueldo (300.000 dólares anuales como máximo) y viáticos por actuar en los Pumas (unos 8000 por partido), están cerca de los entre 750.000 y 900.000 euros por año que ofrece Europa a un rugbier de elite. Ni siquiera con el plus de los contratos publicitarios, que se limitan a un puñado de figuras (Hernández, Sánchez, Creevy, Landajo, Tuculet).
El entramado es complejo. Al tiempo que la UAR tiene que ingeniárselas para competir con las billeteras europeas, debe aumentar el número de contratados para paliar lo que padeció el seleccionado en 2016: la falta de recambio. Algo que esta sangría amenaza agravar. Bosch, el tercero en un puesto que requiere dos jugadores en cada partido, se va a Francia para "sumar minutos de juego", según manifestó a la nacion: "Era el tercer hooker, detrás del capitán y de Julián Montoya, que ya tiene un mundial encima. Necesito jugar para demostrar a los entrenadores que estoy para más", justificó. El año pasado actuó 62 minutos en Jaguares, tras ingresar en seis partidos desde el banco.
Paz, en tanto, se había ganado un lugar en Jaguares tras deslumbrar en el Americas Rugby Championship por Argentina XV, pero en el Súper Rugby no estuvo en el nivel de los otros centros (99 minutos en cinco juegos, como suplente). Aun así, cuando en noviembre el plantel estaba diezmado por lesiones Hourcade debió recurrir a Gabriel Ascárate, que no había actuado un minuto en el año excepto en el Pacific Challenge, y a Juan Pablo Estellés.
Este último protagonizó en un caso paradigmático: siendo jugador de Northampton Saints, de Inglaterra, vistió la camiseta argentina en noviembre. "Estaba becado en el sistema [en Pumas 7s] e iba a ser tenido en cuenta para Jaguares este año", justificó Santamarina. "Le ofrecieron un contrato de tres meses y lo dejamos ir para que tuviera competencia, pero después le ofrecieron renovarlo y se tentó con la guita. Faltó a su palabra y me dejó mal parado", añadió. En similar situación está el pilar Felipe Arregui, que en octubre se sumó como joker a Edinburgh y practicó con el seleccionado en la gira por Europa, aunque no llegó a jugar; se espera que regrese a Jaguares a fin de mes.
Otra excepción a la postura inicial de la UAR es la incorporación de un extranjero a Jaguares: el uruguayo Nicolás Freitas. Su inclusión responde a cuestiones antes políticas y económicas que deportivas, y aunque atendibles, no deja de ser en su posición (wing/centro) un freno al desarrollo de los argentinos, principal razón de ser de la franquicia.
A todo esto, surge una desventaja más: el tiempo dilapidado al foguear a rugbiers que terminan yéndose a Europa. "Laburamos con ellos en un proyecto a cinco años, en los cuales les brindamos un sistema físico, fisiológico y técnico con lo mejor que tenemos", contó Santamarina. "Es caro, y si un jugador nos deja a gamba, hay que recurrir a un pibe de 20 años y empezar de nuevo. Empleamos toda nuestra energía en sostenerlos hasta 2019. Pero está complicándonos la tentación por la guita", admitió.
Dotar a los jugadores de experiencia para estar a la altura del nivel internacional es lo más difícil, y para eso ya se piensa en una segunda franquicia en el Súper Rugby, que por presupuesto sería regional, pero con preeminencia argentina. Mientras tanto, sin traicionar los principios, habrá que ir encontrando los caminos para llegar lo mejor posible a Japón 2019.
Creevy, el capitán: "Así son las reglas de juego"
En medio de las tentaciones del dinero europeo, para Jaguares y sus integrantes hubo buenas nuevas anteayer, cuando aseguraron su continuidad varios jugadores importantes al renovar sus contratos con la UAR: Matías Alemanno, Emiliano Boffelli, Santiago García Botta, Marcos Kremer, Pablo Matera y Guido Petti.
"Por suerte el lunes firmaron varios jugadores. Eso nos dio mucha tranquilidad y alegría por que hayan apoyado el proyecto y estuvieran comprometidos con el equipo", destacó ante la nacion el capitán, Agustín Creevy.
Pero el hooker no eludió el tema de las ausencias por las normas internas de la UAR, aunque las acata: "Lamentablemente para nosotros, Facu Isa tenía ganas de hacer la experiencia afuera, y lo respeto. No va a poder jugar en los Pumas. Le dije: «Te respeto. Me habría encantado que te quedaras, por la calidad de persona y de jugador que tenés». Pero así son las reglas de juego", apuntó.
Por Alejo Miranda. Nota de fecha: 01/02/17.
Fuente: Diario La Nación. Foto: Horacio Cortés para Norte Rugby.
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