La última vez de Tristán Molinuevo
El histórico apertura de Huirapuca cerrará su carrera como jugador en la final de esta tarde.
UN BUEN TIPO. Si hay algo que le sobra a Tristán Molinuevo es el afecto y el respeto general del rugby tucumano. "Mi mayor sueño cumplido no fue ganar un título, sino jugar con mis amigos", dijo.
Decir adiós nunca es fácil, y menos cuando lo que se deja atrás es un amor. Pero los tiempos corren, las etapas se cumplen y es necesario cerrar ciertas puertas para poder trasponer otras. Y hoy Tristán Molinuevo cerrará una que abrió hace más de dos décadas desde aquel 1991, en el que siendo un pibe de 15 años debutó en la primera de su amado Huirapuca. Esta tarde, en la final del Ascenso ante Córdoba Athletic, será la última vez que el "Mocho" se ponga la camiseta del "viento del sur" en un torneo oficial.
"Es el momento ideal. No es muy común que se dé una final en tu club y con tu gente, así que quiero aprovecharlo", expresa el apertura de 36 años, asociado para siempre a la historia grande de su club.
A contramano de lo usual, para Tristán no representa ningún trauma tener que obedecer su decisión. "Ya lo venía meditando desde hace tiempo. De hecho, por las lesiones debería haber dejado antes, pero bueno... esta es una buena ocasión para hacerlo. Pero el verdadero broche de oro será si ganamos", arriesga, aunque separa a Córdoba y Athletic del tendal de vencidos que quedaron en el camino.
"Es un equipo con jugadores importantes, aunque ojalá se mantenga esa tendencia de tucumanos sobre cordobeses que se dio en el torneo", dice medio en broma, medio en serio.
Más difícil que el ahora será el después, cuando ya no deba apurarse para llegar a horario a la práctica o cuidarse a la noche porque al otro día hay que jugar. "De momento no lo notaré tanto porque la temporada termina para todos. Pero el año que viene sí lo voy a sentir. De todos modos, hay un Seven al que nos invitó Universitario de Salta al que sí voy a ir. Y si aparece algo más, también participaré", confiesa el 10. Y sí, son las últimas veces que impondrá su voz de mando desde adentro, y toda oportunidad de hacerlo es bienvenida. Igual, no por tenerlo meditado el paso deja de ser amargo. "Ser entrenador es algo muy lindo, pero jugar no se compara con nada. Aunque son etapas, y la mía ya está cumplida", acepta el "Mocho", que se va con las manos llenas de gloria y recuerdos.
"El rugby me dio muchas alegrías, amigos, conocidos, viajes, lugares y anécdotas. El rugby es todo eso y mucho más: por algo uno no lo quiere dejar nunca", ilustra, autorizado por sus cientos de batallas. Tristán todavía no se fue, pero en el "Horacio Rearte" comienzan a extrañarlo...
» Fuente: Diario La Gaceta.
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