El local llegó muy bien entrenado, a sabiendas de su posibilidad de campeonar dependiendo del resultado del encuentro anterior, pero antes de entrar a la cancha, vio que Universitarios al ganar a Jockey le ganó de mano.

Una tarde extraña en San Lorenzo luego de varias jornadas de calor, el frío se hizo presente luego de haber llovido a la mañana. Eso puso pesado el campo de juego.

Tigres necesitaba ganar este partido. Más allá que lo hacía sin posibilidades en el campeonato, quería ver su posicionamiento, su ubicación en el contexto para saber como se prepara para jugar el Torneo Regional el año que viene. Y lo hizo bien, aprovechando cada ventaja o error que le regalaban los albos con sus acostumbradas sorpresas defensivas. Había mucho optimismo en su gente. Llevaba una ventaja de 21 - 8 hasta que Gimnasia hizo un try en la finalización del primer tiempo.

Pero Tigres hizo un esfuerzo muy grande con sus noveles delanteros y cada scrum debilitaba su estructura sin tener posibilidad de compensarlo. Y Gimnasia que sabía como se resuelven estos inconvenientes, empezó a desequilibrar en todos los frentes. Llegó a encerrar en las 5 yardas a su rival por varios minutos y manejar a su antojo los movimientos de los fowards ante la desesperación rival (cambiaba continuamente su primera línea al no poder sostener el ritmo, circunstancia que, -más allá de la cantidad de infracciones cobradas-, pensamos que debería haberse reconocido de otra manera.