Entre dos pasiones: el rugby y el canto
lunes, 19 de octubre de 2009
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A los 9 años jugó su primer partido con la camiseta de Natación. A los 38 se despidió con los mismos colores. Su trayectoria incluye los más variados honores. Fue campeón con su club, con Tucumán y con Toulouse. Integró Los Pumas desde 1992 hasta el Mundial 2007.
"No sé qué decir. Ayudame". Ese fue el pedido de Omar Hasán en 1992, cuando LA GACETA le hizo la primera nota. A pesar de su gran contextura física, que por entonces ya impactaba, su timidez y perfil bajo la superaban. Le costaba hablar. El grabador lo ponía nervioso. Pasó el tiempo, se hizo profesional y se convirtió en uno de los jugadores más importante en la historia del rugby argentino. De Tucumán, es el único que llegó a jugar 64 tests y tres Mundiales. Hoy ya no se pone nervioso y las palabras fluyen una tras otra, como si cantara arriba de un escenario. El grabador dejó de ser un problema.
En el Mundial de Francia jugó su último partido. Ahora pasa más tiempo con su esposa, Débora, y su hija, Valentina. Se dedica al canto, su otra pasión, y a entrenar a los juveniles de Toulouse y el scrum en la Primera. Sigue así ligado al deporte de la ovalada.
Recorrió el mundo con el rugby, hoy lo hace con el canto, pero aún se siente feliz cuando pisa nuestra ciudad y comparte un asado con sus viejos amigos, con los de siempre, con los que el rugby le dio.
"Estoy feliz de estar en Tucumán. Fue emocionante haber participado en el homenaje al ’Mocho’ Palou. El hizo mucho por mí y no lo puedo olvidar. Me ayudó en el rugby y en la vida", señaló Hasán tras haber jugado el partido despedida que le organizó hace unos días Natación, donde se inició como wing cuando tenía 9 años. Jugó luego en varios puestos hasta que se consolidó como pilar, el puesto que lo vio triunfar y convertirse en el mejor de la Liga Francesa (en tres temporadas) y como el mejor del mundo (nominado en Inglaterra en 2001).
"El rugby me dio todo, le debo lo que soy. Me ayudó a vivir y me permitió recorrer el mundo, y conocer otras culturas", confesó.
Deporte y arte. Una mezcla rara. El ex pilar "blanco" logró combinar los dos. "En ambas actividades lo máximo es llegar a transmitir emoción", dijo una vez.
El Omar rugbista ya es historia. Se dio el gusto de jugar el último partido con sus ex compañeros de Natación y del seleccionado tucumano. Hasta con sus hermanos. "Me divertí mucho. Me reencontré con viejos amigos, con mis orígenes. Fue bueno para mí", destacó.
Ahora viene la etapa del canto. En 2000 interpretó un aria en Las Bodas de Fígaro, de Mozart ("es mi preferido", confiesa). Cantó tangos en ciudades de Francia (en Toulouse lo comparan con Gardel. "Porque soy argentino", aclara). Actuó en varias óperas y cantó el Ave María a dúo con Valeria Lynch. "Sueño con hacerlo en una gran ópera. Es lo que ansiamos los cantantes líricos", destacó. En el rugby concretó sus sueños. ¿Por qué no?
Por Tomás Gray - Redacción de LA GACETA.
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